Resumen
Julián Marías confiesa su pasión por las cartas. "Me parecen, escribe, uno de los géneros literarios más interesantes, sobre todo cuando no se las escribe pensando que son un género literario; quiero decir cuando brotan de la espontaneidad y se escriben a un destinatario real y sin pensar en su posible publicación". En el caso de Menéndez Pelayo, que era un maestro, sus cartas son la prolongación de una cátedra desde la cual dicta, sin pensarlo, la más amena y fructuosa de las clases. A personas como Menéndez Pelayo era natural que se le hicieran consultas de todo género, desde una minucia gramatical hasta una curiosa información bibliográfica, y la respuesta siempre luminosa y útil para el corresponsal. Pero no falta el rasgo puramente anecdótico y personal; sus amigos más cercanos se permiten libertades con él y de allí la parte más íntima y personal que nos hace posible acercarnos a la personalidad del sabio, del hombre.