Resumen
Representante preclaro de la erudición que caracteriza las letras castellanas en el siglo XVII, lo fue en el Nuevo Reino de Granada el canónigo don Fernando de Castro y Vargas. Sin embargo de su irregular nacimiento, la calidad de sus letras divinas y humanas ganaron unánime respeto para el hijo del escribano de Tunja, Juan Delgado de Vargas Matajudíos, y de María de San Juan Salazar.
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