Resumen
Casi a partir de la fundación del Instituto Caro y Cuervo se había venido experimentando la necesidad de disponer de una imprenta propia, en donde apareciesen en forma menos gravosa y sin las demoras y retrasos a que se veían sometidos en las editoriales particulares y oficiales de Bogotá los numerosos libros que editamos. En 1960, en la sede de Yerbabuena, comenzaron a funcionar nuestros talleres tipográficos, en local construido especialmente para el efecto, tealizándose así una aspiración de años. En adelante saldrán de ellos las publicaciones del Instituto, conservando siempre el esmero y la pulcritud que las caracteriza y que exige su carácter científico.
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