Resumen
La lanzadera del tiempo va y viene vertiginosamente en un presente que al instante se hace pasado, es decir, historia. Y el tramo tejido de 1924 a 1954 ha cruzado ante nuestra vista tan de prisa que apenas si nos hemos dado cuenta de que se trata de una etapa ya concluida. O de que las designaciones que entonces se les dio a quienes renovaban las letras cobran hoy, vistas retrospectivamente, un ligero tono irónico. Pero irónico y todo, los llamaremos como se les llamó en su tiempo: vanguardistas y posvanguardistas.
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