Resumen
El proyecto fundacional del nuevo Estado venezolano supuso un lento y no poco controversial proceso ci vilizatorio, en el cual tanto el texto dramático como texto escénico (incluyendo público, actores, decorados y edificio teatral) habrían de ser racional izados de acuerdo con ciertas pautas dramático-teatrales tomadas de modelos foráneos. El concepto de teatro privilegiado por la burguesía francesa, esto es, didáctico y moralizante, es sin duda el timón que dirige las reformas más importantes que en la materia emprende la nueva comunidad nacional. Racionalizar los distintos discursos teatrales y metateatrales en virtud de convertir la experiencia dramático-escénica en estrategia sociopolítica se impone como recurso oportuno para hacer del teatro agente socializadory disciplinario, así como portador ideológico de las hegemonías republicanas promotoras del proyecto nacional. Obviamente, esta decisión tiene como premisa la necesidad de crear, a través de esta práctica, una red comunicacional que facilitara la divulgación de las ideas y de las acciones que contribuirían a ilustrar a los nuevos ciudadanos dentro del canon de una también novísima sensibilidad (civilizada).