Resumen
En el capítulo segundo del Libro de la Vida, Santa Teresa declara su afición juvenil por los libros de caballerías y la presenta como heredada de su madre, de la que dice: "Era aficionada a libros de cavaJlerías, y no tan mal tomaba este pasatiempo como yo le tomé para mí, porque no perdía su lavor, sino desenvolvíemenos para leer en ellos. Y por ventura lo hacía para no pensar en grandes travajos que tenía, y ocupar sus hijos que no anduviesen en otras cosas perdidos. De esto le pesava tanto a mi padre que se havía de tener aviso a que no lo viese. Yo comencé a quedarme en costumbre de leerlos, y aquella pequeña falta que en ella vi, me comenzó a enfriar los deseos y comenzar a faltar en lo demás. Y parecíame no era malo, con gastar muchas horas del día y de la noche en tan vano ejercicio, aunque ascondida de mi padre. Era tan en extremo lo que en esto me embevía, que, si no tenía libro nuevo, no me parece tenía contento..."