Resumen
A principios del año de 1891 llegó a Bogotá monseñor EnricoSibilia, quien había sido nombrado por el Papa León XIII pro-auditor de la delegación apostólica en Colombia, a cargo entonces de monseñor Antonio Sabatucci, obispo titular de Tebe en esas fechas y posteriormente arzobispo de Antinoe'. En estas breves líneas me refiero a la amistad que en torno al uso y estudio del latín se estableció entonces entre el joven diplomático vaticano y don Miguel Antonio Caro, quien en agosto de 1892 iba a asumir la primera magistratura del Estado como vicepresidente encargado del poder ejecutivo.
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