Resumen
Merecida o inmerecidamente, los colombianos hemos adquirido fama de puristas, o al menos de hacer grandes esfuerzos por atenernos a las normas de la lengua culta en el manejo del idioma. Y aunque la opinión general es que se debe estar orgulloso de tal fama, no siempre el celo excesivo por la casticidad, cuando degenera en purismo esterilizante, es beneficioso y loable. Por eso en los últimos tiempos algunos lingüistas han debido aconsejar a los usuarios de varias lenguas el rebajar un poco el celo purista para dar mayor naturalidad y soltura a la expresión.
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