Resumen
"Sí. Todavía el verbo. ¿Y para qué? Para satisfacer una creencia. Y al mismo tiempo para destruirla. Pero destruirla solo en su estado de creencia, conservando, explicando, exponiendo y desmontando su contenido. Y demostrándola, si es posible. Esta creencia es que el verbo —al menos lo que por una larga tradición gramatical se ha convenido en llamar así— tiene derecho a una particular atención en los idiomas en que existe. Porque es un elemento central, porque es el núcleo alrededor del cual se organiza todo lo demás"
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