Resumen
Durante los últimos veinticinco años un importante sector de la crítica latinoamericana se ha venido empeñando tanto en la renovación de su sistema conceptual, sus lenguajes y sus métodos y la revisión de sus relaciones con disciplinas colindantes, en particular con la antropología, como en la formulación de su objeto de estudio y la deselitización y ampliación del corpus literario del continente. Esta empresa de transformación de una crítica literaria en crítica cultural ha implicado una concienzuda tarea de autorreflexión sobre las tradiciones culturalistas que florecieran en el período de entreguerras y que permanecieran silenciadas por el peso de las tendencias sociologistas, de una parte, y las formalistas, de otra, hasta entrados los años setenta.