Resumen
« Pues qué diremos, jó discretos leyentes!, de los variables y desastrados casos de aquella que los antiguos llamaron Fortuna, que más propiamente se puede y deve llamar falso mundo transitorio y perecedero lleno de miserias y travajos en el cual tanta abundanzia de ellos ay que por un descanso que da no ay ninguno tan fuerte y poderoso que no guste de mil fatigas y penalidades ». Con estas palabras comienza el autor el capítulo setenta y nueve de la Tercera parte de Florambel de Lucea; palabras que sirven de pórtico para dibujar la historia, llena de trabajos y miserias, de un autor que con mil fatigas y penalidades intentó alcanzar el descanso de la fama.
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