Resumen
Hablar del doctor Hernando Domínguez Camargo, hablar del poeta ignaciano de San Ignacio de Loyola y hablar de él precisamente en Santa Fe de Bogotá, en esta su ciudad natal, no es empresa fácil para un crítico, para un poeta español. Ni siquiera aun cuando se sienta atraído, saltando por encima de tres siglos, hacia un maestro y antecesor en la ilusión del oficio, y no sólo hacia el artista, hacia el poeta, sino hacia el hombre también, hacia el probable paisano de tierra chica y de abolengo cántabro. Pienso en efecto, y vosotros investigadores colombianos me lo aclararéis, que el apellido Camargo que hacia 1600 sólo podía datar de dos o tres generaciones a lo sumo, señala su linaje santanderino.
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