@article{González_2022, title={El corazón en la página}, volume={60}, url={https://thesaurus.caroycuervo.gov.co/index.php/rth/article/view/7}, abstractNote={<p>La emoción es el hecho misterioso del acto creativo. Quizá incluso es la responsable de la supervivencia de la ficción escrita. No es, sin embargo, un tema frecuente en los tratados de escritura o en los de festivales literarios. Tampoco es bien visto por la crítica, a la que los asuntos del corazón le sultan sospechosos. Pocos escritores suelen referirse directamente al tema, lo cual es sorprendente dado el rol que ocupa en la escritura y la lectura. Una de las razones por las cuales no se habla de la emoción en relación con la literatura es la confusión con “lo sentimental”. Lo sentimental, lo emotivo, ¿por qué suelen ser dimensiones tratadas con sospecha? ¿Cómo narrar lo emotivo? ¿De qué modo lo emocional en el relato construye formas determinadas de experiencia lectora? La escritora de ficción, en su tratamiento de la emoción se enfrenta al problema de la representación, una cuestión que la poesía, por ejemplo, no necesita resolver ya que, por definición, es una forma autorreferencial y, por eso, puede confiar toda la fuerza cognitiva y vital de la emoción a la imagen. La narrativa, en cambio, debe trabajar la emoción en el entramado representacional, ocupándose de la paradoja de narrar aquello que justamente no es narrable, pues todas las emociones son conocidas solo en tanto son experimentadas. Esto es obvio cuando pensamos en los sustantivos abstractos que usamos para nombrar las emociones: no hay representación posible de “la esperanza”, “el amor”, “la envidia”, tan solo podemos representar gente esperanzada, enamorada La emoción es el hecho misterioso del acto creativo. Quizá incluso es la responsable de la supervivencia de la ficción escrita. No es, sin embargo, un tema frecuente en los tratados de escritura o en los de festivales literarios. Tampoco es bien visto por la crítica, a la que los asuntos del corazón le<br>resultan sospechosos. Pocos escritores suelen referirse directamente al tema, lo cual es sorprendente dado el rol que ocupa en la escritura y la lectura. Una de las razones por las cuales no se habla de la emoción en relación con la literatura es la confusión con “lo sentimental”. Lo sentimental, lo emotivo, ¿por qué suelen ser dimensiones tratadas con sospecha? ¿Cómo narrar lo emotivo? ¿De qué modo lo emocional en el relato construye formas determinadas de experiencia lectora? La escritora de ficción, en su tratamiento de la emoción se enfrenta al problema de la representación, una cuestión que la poesía, por ejemplo, no necesita resolver ya que, por definición, es una forma autorreferencial y, por eso, puede confiar toda la fuerza cognitiva y vital de la emoción a la imagen. La narrativa, en cambio, debe trabajar la emoción en el entramado representacional, ocupándose de la paradoja de narrar aquello que justamente no es narrable, pues todas las emociones son conocidas solo en tanto son experimentadas. Esto es obvio cuando pensamos en los sustantivos abstractos que usamos para nombrar las emociones: no hay representación posible de “la esperanza”, “el amor”, “la envidia”, tan solo podemos representar gente esperanzada, enamorada, o envidiosa. En esas representaciones, la narrativa demuestra toda su pertinencia cognitiva y su actualidad: es quizás la única forma textual que nos permite compartir, comprender y a la vez conservar el misterio asociado a las emociones humanas.</p>}, number={1}, journal={Thesavrvs}, author={González, Betina}, year={2022}, month={jun.}, pages={81–93} }